sábado, 24 de abril de 2010

Divorciada busca taxi boy

Nada de compromisos, nada de citas a ciegas, nada de primeros encuentros fallidos: ella se separó, quiere sexo y está dispuesta a pagarlo.


Tal vez sea parte de ese fenómeno que algunos llaman empoderación de la mujer, o algo así. Eso que los machistas describen como irse de mambo. Eso de que las mujeres ahora hacen cosas que antes sólo hacían los hombres. Y aclaro que no me cuento entre las feministas, pero que las hay, las hay.

Elsa es una mina divorciada recientemente. Una mujer que trabaja y se banca y le va muy bien. Se separó de su marido por motivos que nada tuvieron que ver con su vida profesional. Fue una relación que cayó por su propio peso. Y como suele pasar en esos procesos de larga ruptura, el último año tuvo de sexo poco y nada.

Ya pasó el momento de la angustia feroz y Elsa quiere sexo. Lo que no quiere es una relación. Todavía no está lista. Pero tampoco está dispuesta a salir a exhibirse como mercancía para levantar. No quiere una cita a ciegas para probar si el destino guarda un as en la manga y le sienta adelante al príncipe azul. No, quiere sexo. Sexo y nada más. Sexo sin preámbulos. Buen sexo.

Así que como quiere y puede, Elsa empezó a chusmear en el mundo de los acompañantes masculinos y se copó. Después levantó el teléfono y sin complicaciones concretó una cita. Sin complicaciones tuvo sexo como quería con un muchacho muy bien parecido. Fue divertido. Fue exactamente lo que andaba buscando. Pagó sin culpa ni pudor.

Ahora Elsa se engolosinó y en afán casi antropológico, quiere probar distintos hombres... Y está más que dispuesta a hacerlo.

Y la verdad, la mujer parece genuinamente contenta. Como en una especie de vacación sexual en la que explora las siete maravillas que el mundo puede ofrecerle.

¿Quién se lo puede reprochar? 

miércoles, 21 de abril de 2010

Romance de oficina entre mujeres

Ella estaba de novia y por casarse cuando se encontró en brazos de su compañera de trabajo ¿cómo empezó todo?


Hay una ola de lesbianismo que se destapa y se hace sentir. Sea por los motivos que sean, las chicas avanzan y si antes no lo contaban, ahora se animan a contar. Por lo menos a mí me contaron, y yo les cuento a ustedes.

Cuando supe que esta chica había suspendido sus planes matrimoniales, la verdad, no pensé nada. Tanta gente planea casarse y se arrepiente por el camino... Pero ella vino y me dijo con cara pícara: ¿sabés qué me pasó? Por supuesto, abrí las orejas.

Me dijo que no sospechaba que nada anduviera mal con su amado, ni siquiera cuando empezó a ser muy muy amiga de una compañera de trabajo. Andaban juntas y cuchicheaban, como hacen todas las mujeres que se hacen amigas en el trabajo, pero de repente comenzaron a hacerse regalitos.

Una dejaba una Vauquita en el escritorio de la otra, la otra dejaba un Paraguitas... y así. Así hasta que esta chica recibió en su escritorio una florcita muy monona y si hasta ese momento había pensado que todo estaba dentro de los parámetros de una simple amistad, en ese instante un flash se cruzó por su cabeza. Nada claro, apenas una sensación.

Ese mismo día su amiga le dijo que la acompañaba hasta el psicólogo y ella aceptó. Aunque nada pasó en la caminata, el tema de esa sesión fue su amiga. Y la sospecha de que podía sentir que, tal vez, le pasaba algo con ella.

Un after hour recargado de alcohol fue lo que hizo rebalsar la copa llena. Empezaron a hablar de lo que sentían. Y se confesaron que les pasaba lo mismo. Y esa noche, la amistad entre ellas dejó de ser platónica.

Lejos de sentirse extraña en la piel de una lesbiana, esta chica se sintió muy bien. Buscaron y encontraron estrategias para disimular esa especie de brillo sexual que despiden los amantes recién encontrados. Por ejemplo, su amiga que era oficialmente soltera diseminó por la oficina que estaba enamoradísima de un proveedor que venía cada tanto y le mandaba mails.

Para salir a almorzar juntas reclutaron a una tercera compañera de trabajo que estaba enterada del romance entre ellas y les hacía la gamba. Mientras la compañerita miraba para otro lado las chicas hacían manitos debajo de la mesa. También encontraron lugares secretos en la oficina para encontrarse, inventaron excusas y así transcurrió un tiempo de alta adrenalina y mucho sexo.

Hasta que la cosa no dio para más. No dio para más porque el romance secreto será muy hot para los primeros meses pero, las mujeres sobre todo saben entenderlo, de repente es como que hace falta acuchararse frente al televisor y ver una peli. Entonces se plantearon qué hacer.

Esta chica tenía que casarse con su novio o separarse. Y decidió separarse. La otra la recibió en su casa cuando llegó llorosa con sus bolsos de divorciada. Y ahí andan, contentas. Pensando en que alguna de las dos va a conseguirse otro trabajo para que no se escandalicen los compañeros de oficina. 

lunes, 19 de abril de 2010

Falsos pezones ¿cuál es la ocasión?


Sirven para colocar dentro del corpiño y arrastrar miradas masculinas ¿quién se los pondría? ¿en qué momento?

Hay situaciones y artilugios que uno solamente imagina ver en una película. Por ejemplo, me acuerdo de que en un capítulo de Sex and the City, la zarpada de Samantha agarraba un par de pezones de goma y los insertaba entre la suave tela de su vestido y su dulce anatomía. Con esa estrategia lograba llevar de las narices a su casa a un hombre que no podía, sencillamente, no podía resistirse a mirarle los pezones. Ella iba chocha. Cuando estaba por comenzar la acción, Samantha se sacaba los cositos de goma y los revoleaba por ahí para poder desnudarse tranquila... 

No sé, por algún motivo no imagino a una chica argentina montando el mismo numerito. Es más, tengo una amiga que solamente usa corpiños capaces de ocultar la forma de sus pezones. Creo que hay una mayoría de mujeres que sienten cierto pudor ante la posibilidad de que se marquen los pezones en la ropa.

Y los hombres, generalmente, cuando ven un pezón erguido marcando una remera, se ponen de lo más idiotas. Si hay confianza empiezan a hacer bromas pavas acerca del frío, el timbre y otras tantas figuras poco ocurrentes. Y si no, miran y tratan de no mirar y todo resulta de lo más incómodo.

Por otra parte, los Beauty Nipple son muy chistosos. Parecen un timbre de bicicleta... ¿quién se atreve a usarlos?

A ver, intentemos imaginar una ocasión adecuada: para salir en busca de sólo sexo, a lo mejor los cositos de goma debajo de la ropa ofrecen resultados rápidos. Para hacerle una broma a tu marido cuando cocinas fideos y te haces la tonta mientras él trata de identificar qué es eso que tenes ahí. Y perdón, pero no se me ocurre más nada.

Pregunto: ¿qué pasa si alguien te toca uno de esos pezones por encima de la ropa? ¿no se dará cuenta de que algo raro hay? ¿qué pasa si se te corre un pezón de lugar? ¿qué pasa si te tenés que sacar la ropa y no tuviste oportunidad de revolear disimuladamente los pezones? No sé, yo creo que son peligrosos... 

viernes, 16 de abril de 2010

¿La ex de un amigo es intocable?

Las parejas de los amigos a veces despiertan ratones ¿qué pasa cuando se separan? ¿es una oportunidad? ¿o las ex de los amigos están prohibidas?


Esto lo sabemos todos y lo comentamos poco: algo, algo raro, algo especial pasa entre nosotras y los novios de nuestras amigas o entre los hombres y las novias de sus amigos. Es algo que nunca llegó a nada mientras el noviazgo se mantuvo en pie. Pero ahora que se separaron ¿qué onda? ¿se puede avanzar? ¿está mal?

En general la gente de buena fe se resiste a atravesar esos terrenos. Pero todos sabemos cómo es el amor o cómo son las ganas y las cosas suelen salirse de control más temprano que tarde. Y una vez que el "algo" está candente, sólo queda un acto de sinceridad. O un sincericidio: preguntarle al amigo o amiga si está bien, si no se enoja, si nos da el okey para salir con su ex.

Generalmente la persona separada (nuestro amigo) dice que sí, que todo bien, que ya no le importa nada del ex, que sencillamente hagas tu vida y no le cuentes detalles. Otras veces se enojan, de una, y la conversación termina en escándalo.

Pero creo que el peligro asecha sobre todo entre los que lo toman con mucha filosofía. Porque dicen que no hay problema, pero después no pueden evitar salir corriendo a lo del ex y recriminarle la traición. Otras veces, después del "está todo bien", sencillamente se termina la amistad. Nuestro amigo no nos habla nunca más.

Conozco el caso de un varón que compulsivamente se acostaba con las amigas de su amiga. Se acostó con todas las amigas de su amiga. No en simultáneo, le habrá tomado en total dos o tres años completar la proeza. El hombre formó un clan, del que finalmente fue expulsado. Es que cuando la primera se enteraba de que había habido una segunda y una tercera, se indignaba. Y la amiga del muchacho terminó por cortarle el rostro y evitar todo contacto entre él y sus amigas. Cabe aclarar que fue la única que no se acostó con él, aunque no porque él no lo hubiera propuesto...

No sé, tal vez haya un tiempo prudencial. A lo mejor los sentimientos prescriben después de algunos años, pero ¿sigue habiendo onda después de todo ese tiempo? Creo que ese algo que pasa y que hace deseable al ex es aquello que había nacido al calor de la amistad: esa prohibición de tocar a la mujer del prójimo, al novio de la prójima y que, luego de una ruptura, sigue un tiempo en el aire, aunque legalmente estemos libres de culpa y cargo ¿o no? 

martes, 13 de abril de 2010

¿La próxima amenaza sexual?

Algunos científicos piensan que una versión incurable de la gonorrea se convertirá en la próxima amenaza mortal de transmisión sexual

Parece que hemos creado un superbicho. Así dicen los científicos. Es que la gonorrea había dejado de ser una amenaza desde que se inventó la penicilina. Ustedes saben, un antibiótico y listo, chau gonorrea. Pero las épocas cambiaron y la bacteria de la gonorrea fue mutando y fue haciéndose resistente a los antibióticos que la mataban. Así llegamos al día de hoy: parece que ya no se muere tan fácilmente.

Parece que dentro de no mucho tiempo tendremos que enfrentar a esa poderosa edición de la gonorrea resistente a los antibióticos, potencialmente mortal. Así lo dijo Catherine Ison, directora de la sección de bacterias de transmisión sexual de la Agencia de Protección de la salud del Reino Unido.

En los últimos años los antibióticos que normalmente se usaban fueron perdiendo su eficacia y sólo uno quedó en pie. Pero ahora algunas todavía extrañas mutaciones de la gonorrea están volviéndose resistentes a ese único antibiótico que quedaba. "Si este problema no es agendado, hay una posibilidad muy real de que la gonorrea se convierta en una infección muy difícil de tratar", dijo esta señorita del Reino Unido.

Ustedes dirán que ya nadie se contagia gonorrea, pero parece que es la segunda enfermedad infecciosa más común en Estados Unidos. En 2008 hubo más de 330 mil casos declarados por lo que cabe pensar que fueron muchos más. Y este año esperan unos 700 mil infectados.

La buena noticia es que la gonorrea no tiene el milagroso don de mutar en cinco minutos. Es un proceso gradual. Lo que se hace mientras tanto, es aumentar las dosis de antibiótico para matar al bicho que antes moría con dosis más pequeñas, y eso sirve para ganar tiempo. Mientras tanto esperaremos a que algún científico iluminado encuentre un nuevo antibiótico, que la mate bien muerta. 

jueves, 8 de abril de 2010

¿El sexo oral está en vías de extinción?

Algunos estudios revelan que pone en riesgo la salud ¿Cabe pensar que cada vez más gente dejará de practicarlo?


Ya escuché a varias mujeres afirmar con toda convicción que "con cualquiera no". Ellas no se arrodillan frente a la bragueta de cualquiera. Otras cosas con cualquiera, sí, puede ser. Pero no sexo oral. El por qué no está claro. Algunas dicen que para hacerlo hay que sentir amor o si no resulta muy asqueroso. Otras opinan que hay ciertos riesgos que no vale la pena correr, sobre todo si se trata de un toco y me voy.

Es que quedó un poco en el aire el tema del HIV, eso para empezar. Digamos que las posibilidades de contagio vía oral son pocas, pero no podría considerarse una práctica cien por ciento segura. Y para más precisiones hay versiones encontradas. Así que quedémonos con eso.

Ya con esa información algunos se bajan del sexo oral. Pero hay más:

Por ejemplo, un estudio reciente publicado el la British Medical Journal indica que el HPV, (que es un virus que en algunos casos, aunque no en la mayoría, deriva en tumores malignos) puede transmitirse mediante el sexo oral y que, probablemente, sea una de las razones por las que está en aumento el índice de cáncer en las zonas del cuello y la cabeza entre la gente joven.

Son tumores malignos que aparecen en la garganta, en la parte de atrás de la boca o de la lengua, en el esófago... Estuvieron investigando y encontraron que existe una relación entre los pacientes jóvenes que padecen estos tipos de cáncer y la cantidad de compañeros sexuales que tuvo esa gente. Y es por eso que los dedos enguantados de los científicos apuntan al sexo oral.

Descorazonador. Una verdadera mala noticia. La solución, por supuesto, es implementar preservativos. Pero ya sabemos que para muchos la combinación de condón y sexo oral es un poco repulsiva.

Entonces, me pregunto: ¿Estará el sexo oral en vías de extinción? ¿se terminará convirtiendo en una práctica reservada a parejas estables y otras raras avis? ¿qué va a pasar? 

miércoles, 7 de abril de 2010

Prontuario de infidelidad: ¿confesar o no?




Contar infidelidades anteriores es un acto de sinceridad, pero también podes ganarte la desconfianza de aquel al que no le fuiste infiel.


Rosario me decía el otro día que está loca de amor por un hombre encantador. Encantador, encantador. Y con la boca grande, diría yo. El muchacho sin pelos en la lengua le anduvo narrando sus experiencias de infidelidad con parejas anteriores. La que tiene con Rosario es una relación nueva e impoluta, por supuesto: nueva y maravillosa como son las relaciones nuevas. Y él le contó, con toda sinceridad que fue infiel a todas y cada una de las parejas que tuvo, o casi. Y ahora Rosario teme, se la ve venir: le picó la desconfianza. 

Es que esa es la cuestión: sinceridad versus desconfianza. ¿Qué hacer? ¿Exponer un pasado de infidelidad serial porque es honesto hacerlo, o mejor guardarlo para que el otro no se persiga con el fantasma? Porque cualquiera pensaría, seguramente, que si anduvo adornando con cuernos cada relación que tuvo, ¿por qué no lo va a volver a hacer esta vez?

Está claro, aquellas parejas no funcionaron, por eso luego se separaron y "y lo que tenemos nosotros está buenísimo y no tiene nada que ver con eso". Pero lo cierto es que una vez que abrimos la boca, una vez que decimos lo que decimos, no hay vuelta atrás. La desconfianza acaba de ser inoculada y se expande en la sangre como un virus.

Ojo, también conozco gente inmune a esta clase de cuestiones. No sé cuál es la explicación. A lo mejor sencillamente hay gente más celosa y gente menos celosa. También es cierto que aquellas infidelidades sucedieron en el pasado, con otras parejas, y no hay por qué hacer carne el cuerno ajeno. Pero claro, cada uno lo maneja como puede y como le sale.

La verdad es que yo misma he sido bastante bocona. Pero nunca confesé la saga completa en una sola tarde de conversación. Creo que el efecto es distinto cuando uno ofrece dosis pequeñas de sinceridad, que cuando se despacha con todo el pasado junto de una vez y sin anestesia. Como que contar de a poquito y sin entrar mucho en detalles (que son lo que más duele) no genera tanto espanto.

¿Ustedes qué piensan? ¿mejor decirlo todo de una vez? ¿no decir nada? ¿de a partes? 

lunes, 5 de abril de 2010

Un acuerdo pre-prenupcial ¿te va?

Hay quienes prevén las condiciones para una posible separación mucho antes del matrimonio: que compartir no sea una condena ¡Firmame acá!




El otro día conocí por primera vez a una pareja que firmó un prenupcial. O, más precisamente, un pre-prenupcial. Para él es la primera vez que vive en pareja. Pero para ella no. Ella ya convivió, se peleó y se separó y salió bastante lastimada de la división de bienes. Le costó un buen par de años y bastante esfuerzo volver a adquirir ciertas cosas con las que su ex se había quedado. Ella ahora sonríe y dice "me estafó". Debajo de esas palabras la muchacha deja flotando, muda, la certeza de que eso no volverá a suceder.

La chica no es una chica desconfiada. Me explicó cómo, con su ex, habían encarado con enorme felicidad el equipamiento de la casa y la vida en común. Y cómo, tiempo después, la relación empezó a deteriorarse y antes de que fuera demasiado tarde decidieron separarse. O tal vez ya era demasiado tarde porque la separación fue tremenda. Y en ese proceso de rencores y agresiones, él terminó quedándose con casi todas las cosas que, según ella, habían adquirido desordenadamente entre los dos, como parte de una felicidad que parecía imperecedera, cuando pensaban que todo iba a ser compartido.

Así que esta vez ella le propuso a su actual pareja descartar malos entendidos. La verdad es que no intervino ningún abogado. En realidad lo que hicieron fue una especie de inventario pormenorizado en el que figura cada cosa y de quién es. También figuran las nuevas adquisiciones. Si las compraron entre los dos, ahí consta fehacientemente el precio y cuánto pagó cada uno. Cosa de que el día que decidan que la cosa no va más, puedan organizar una salida justa y equitativa.

Y si no se separan, bueno, tienen un papel en el cajón de la cómoda que pagaron entre ambos.

Ella me contó que cuando se lo propuso, él se sintió un poco ofendido. Y ella lo entendió. Pero luego él fue quitándole dramatismo al tema, entendió que ese papel en la cómoda a ella la dejaba más tranquila. Entendió que, en este caso, era una manera sencilla de quitarle a ella un fantasma de encima y entonces accedió al acuerdo.

Y a mí también me dio una sensación parecida: en la medida en que me contaba más y me explicaba por qué y como, empecé a dejar de sentir que era una cosa espantosa. ¿O sí lo es? 

viernes, 2 de abril de 2010

¿Por qué rebotan cuando intentan hablar con una mujer?


Según una investigación, a los varones que se acercan a "chamuyar" a una chica que verdaderamente les gusta, el cerebro les funciona menos. Mucho menos.

A veces la naturaleza de nuestros propios impulsos nos juega malas pasadas. Sobre todo si sos hombre. Por ejemplo, está comprobado científicamente que cuando un varón se acerca a hablarle a una mujer de la que se siente verdaderamente atraído, una buena parte de su capacidad mental se ve disminuida. A las mujeres no les pasa.

Alguna desventaja tenían que tener los señores. No se ponen ováricos una vez por mes pero se vuelven un poco tontos cuando tienen que encarar a una mujer hermosa. Ya ven, la naturaleza es sabia y compensa.

Según registraron en una investigación, un hombre estaba tan concentrado en impresionar a una mujer que acababa de conocer que fue incapaz de recordar, cuando ella le preguntó dónde vivía, la dirección de su casa. Los científicos explicaron que al hombre le pasó esto porque estaba tan ocupado tratando de hacerse el galán, que este esfuerzo le absorbió la mayor parte de sus recursos cognitivos. Pobre flaco.

Hicieron evaluaciones a cantidades y cantidades de hombres luego de hablar con mujeres hermosas y todos y cada uno de ellos había quedado un poco menos inteligente de lo habitual. Afortunadamente el efecto no es duradero.

A las mujeres, en cambio, esto no les pasa. Pueden acercarse a conversar con el hombre que más les gusta en el mundo y sus capacidades cognitivas siguen intactas. O sea, las tontas son tontas como siempre y las inteligentes ídem.

Volviendo a los varones: lo cierto es que toparse con una dama despampanante puede afectar el desempeño laboral hasta del profesional más capaz. Lo mismo en las universidades y colegios secundarios: un examen puede salir mal inesperadamente y ya sabemos por qué.

Pero lo más triste del asunto es que de tanto esmero en resultar atractivo, el hombre falla en su intento. La cabeza no le da, es capaz de decir estupideces que normalmente no diría y de esta manera espantar a la mujer que está queriendo seducir. Pero bueno, si les pasó alguna vez, que les sirva de consuelo: es normal.