miércoles, 21 de abril de 2010

Romance de oficina entre mujeres

Ella estaba de novia y por casarse cuando se encontró en brazos de su compañera de trabajo ¿cómo empezó todo?


Hay una ola de lesbianismo que se destapa y se hace sentir. Sea por los motivos que sean, las chicas avanzan y si antes no lo contaban, ahora se animan a contar. Por lo menos a mí me contaron, y yo les cuento a ustedes.

Cuando supe que esta chica había suspendido sus planes matrimoniales, la verdad, no pensé nada. Tanta gente planea casarse y se arrepiente por el camino... Pero ella vino y me dijo con cara pícara: ¿sabés qué me pasó? Por supuesto, abrí las orejas.

Me dijo que no sospechaba que nada anduviera mal con su amado, ni siquiera cuando empezó a ser muy muy amiga de una compañera de trabajo. Andaban juntas y cuchicheaban, como hacen todas las mujeres que se hacen amigas en el trabajo, pero de repente comenzaron a hacerse regalitos.

Una dejaba una Vauquita en el escritorio de la otra, la otra dejaba un Paraguitas... y así. Así hasta que esta chica recibió en su escritorio una florcita muy monona y si hasta ese momento había pensado que todo estaba dentro de los parámetros de una simple amistad, en ese instante un flash se cruzó por su cabeza. Nada claro, apenas una sensación.

Ese mismo día su amiga le dijo que la acompañaba hasta el psicólogo y ella aceptó. Aunque nada pasó en la caminata, el tema de esa sesión fue su amiga. Y la sospecha de que podía sentir que, tal vez, le pasaba algo con ella.

Un after hour recargado de alcohol fue lo que hizo rebalsar la copa llena. Empezaron a hablar de lo que sentían. Y se confesaron que les pasaba lo mismo. Y esa noche, la amistad entre ellas dejó de ser platónica.

Lejos de sentirse extraña en la piel de una lesbiana, esta chica se sintió muy bien. Buscaron y encontraron estrategias para disimular esa especie de brillo sexual que despiden los amantes recién encontrados. Por ejemplo, su amiga que era oficialmente soltera diseminó por la oficina que estaba enamoradísima de un proveedor que venía cada tanto y le mandaba mails.

Para salir a almorzar juntas reclutaron a una tercera compañera de trabajo que estaba enterada del romance entre ellas y les hacía la gamba. Mientras la compañerita miraba para otro lado las chicas hacían manitos debajo de la mesa. También encontraron lugares secretos en la oficina para encontrarse, inventaron excusas y así transcurrió un tiempo de alta adrenalina y mucho sexo.

Hasta que la cosa no dio para más. No dio para más porque el romance secreto será muy hot para los primeros meses pero, las mujeres sobre todo saben entenderlo, de repente es como que hace falta acuchararse frente al televisor y ver una peli. Entonces se plantearon qué hacer.

Esta chica tenía que casarse con su novio o separarse. Y decidió separarse. La otra la recibió en su casa cuando llegó llorosa con sus bolsos de divorciada. Y ahí andan, contentas. Pensando en que alguna de las dos va a conseguirse otro trabajo para que no se escandalicen los compañeros de oficina. 

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